SEXTA
SESIÓN: EMPIEZA EL JUEGO
El
reto que inicia ahora es volver tantas palabras dichas en acciones concretas,
visibles, tangibles, audibles, y en esa medida la primera exigencia es luchar
contra el temor de mostrar, de presentar, de presenciar, pero la única manera
de saber qué se está pensando en el plano creativo es probando permanentemente,
arrojando frases corporales, interviniendo espacios, construyendo objetos, en
fin, experimentando con cada uno de los rincones de la casa dentro de sus
múltiples posibilidades. Así que la primera proposición es pecar por exceso y
proponer la mayor cantidad de ejercicios como frases de un posterior montaje
donde ya empezará a importar el concepto de unidad.
Para
calentar motores, se presentaron dos propuestas. La primera tenía que ver con
la construcción de un circuito cerrado que comunicaba la entrada de la casa con
la cocina directamente. El espectador al entrar a la casa se encuentra con una estricta requisa
a la entrada, se revisan sus pertenencias e incluso se le pide algún documento
de identificación. Al entregar lo solicitado al “guardián” de la puerta de
entrada, éste se comunica por medio de
un celular con alguien que está en la cocina. Allí hay un computador con acceso
a internet donde se digita el número de identificación para rastrear a esa persona en la red y de
acuerdo a los resultados obtenidos, el hombre de la puerta hará algunas
preguntas al visitante, tales como “usted cómo conoce tal cosa, cuándo fue a
tal lugar, porqué trabajó en determinado sitio…”. Después de esto, el
espectador puede ingresar a la casa. En la entrada, una cámara registra el
acceso de la gente que se ve amplificada en una de las paredes de la cocina,
con la salvedad que cuando se hace el interrogatorio la persona frente a la
cámara está ubicada de tal manera que coincida con una ventana que difumina
allí la imagen proyectada.
Dentro
de la discusión interna posterior, se ve posible el experimento en la medida
que ofrece una provocación inicial frente al público, hay un acto intimidatorio e invasivo, que en
la cocina podría ser reforzado con una exploración en torno a la sonoridad.
Esta ya será una tarea para un ejercicio posterior; por otro lado, después de este abrebocas, la exploración se
concentra en probar las posibilidades de proyección de video en un cuarto lleno
de espejos. Se proyecta sobre las paredes, sobre las ventanas del lugar, sobre
las persianas, sobre los espejos, sobre los intersticios, y el grupo se
sorprende sobre las distintas sensaciones que provoca la proyección sobre
distintas superficies. Por ejemplo, sobre las cortinas parece que las imágenes
se convirtieran en negativos fotográficos; sobre los espejos la imagen se
multiplica dentro del espacio; en las paredes se construyen cuadros; con
pedazos de vidrio el lugar toma dimensiones fantasmagóricas.
Estas
fueron las dos acciones iniciales de esta nueva fase de trabajo, etapa que
necesita alimentarse de más y más acciones, sin importar si son buenas o malas,
abstractas o ilustrativas, visuales, táctiles o sonoras, en fin, ahora interesa
el quehacer sobre todas las cosas. El tiempo nos dirá si iremos por buen
camino.
No hay comentarios:
Publicar un comentario