jueves, 24 de mayo de 2012

TERCERA SESIÓN: Y QUÉ PASA CON EL PERFORMANCE?


TERCERA SESIÓN: Y QUÉ PASA CON EL PERFORMANCE?

En este nuevo encuentro, el tema central de la sesión era la relación de los participantes del laboratorio con el performance o lo actos escénicos construidos desde la visión de las artes plásticas. Un ejercicio creativo que involucra principalmente el cuerpo del artista y las relaciones que construye desde allí con los espectadores. Ante tantas opiniones, definiciones, prejuicios y demás, que se han creado alrededor de este término giró la discusión, bastante interesante justamente por la multiplicidad de puntos de vista. En esta sesión cuatro éramos los participantes: Andrés, Luz Adriana, Cristhian y Laura, quien se integraba por primera vez al laboratorio.

El primero en exponer sus inquietudes con respecto al performance, fue Cristhian. En esta ocasión empezó por lanzar una definición sobre el performance: acción de una persona o grupo determinado que realiza en un espacio y un tiempo específico, entablando entonces relaciones con el cuerpo, con el público, con el espacio que habita y la temporalidad; pero también plantea su retiscencia a este tipo de exploraciones, construyendo una analogía en donde el performance se saborea como “una arepa sin sal”. Su dificultad frente a estas acciones tiene que ver con la justificación de las acciones como un sobre-elaborado proceso conceptual que en vivo, por momentos, parecen juegos absurdos, sin norte y sin sentido. Habla del performance con contenido político como el verdadero valor que tienen estas acciones por su poder de conmoción, de confrontación, de provocación. Allí si piensa que el performance cobra un verdadero interés y puede ser capaz de transformar miradas. Para ejemplificar habla de algunas figuras importantes en este tipo de arte: Marina Avramovic, El colectivo H.I.J.O.S. en Argentina, y Rosemberg Sandoval en Colombia, pero sobre todo concentra su ejemplificación del valor del performance en la acción del tunecino Mohamed Bouazizi, quien se quemó vivo frente a una estación de policía como signo de protesta ante el decomiso de su mercancía como vendedor ambulante, hecho que inició la revolución tunecina de 2011.



Luz Adriana plantea su relación con el performance desde su experiencia con la danza en un ejercicio de reconocimiento del mismo cuerpo, asignándole un valor estético y lleno de significados, que se potencian justamente en su relación con los otros. Habla de lo importante de conseguir un equilibrio entre lo conceptual y lo estético, entendiendo ella este último termino como la organización de los distintos elementos en relación a la acción que se va a realizar. Resalta el valor de la tolerancia en este tipo de acciones ya que es un trabajo que se construye desde la heterogeneidad y la intención de construir un lenguaje particular y aunque considera que el performance tiene posibilidades más allá de lo político, destaca su papel como punto de encuentro de subjetividades. Habla sobre una experiencia que se desarrolla en Maracaibo, llamada las Veladas de Santa Lucia, donde los artistas se toman el barrio de Santa Lucia para hacer intervenciones dentro de las casas y calles de esta localidad.


Andrés inicia planteando su dificultad en algunas ocasiones para digerir este tipo de expresiones, pero valora la posibilidad de plantear un contacto directo o indirecto con aquellos que observan, en cualquier lugar y en cualquier momento, sin tener que plantear estos ejercicios en espacios convencionales como teatros y museos. Dentro de ese relato que construye, habla sobre el happening como una acción que proponer convertir en actuantes a los espectadores, derrumbarles la cuarta pared y hacerlos participantes activos. Ese es la performancia que le llama la atención: la construcción de un evento que finalmente no se prueba previamente sino que se planea para generar una experiencia.  También habla de que el entendimiento no es e único canal de comunicación con el público, siendo en ocasiones más interesantes buscar relaciones que transiten lo sensorial, lo visceral, y no solo lo racional. Para ejemplificar un poco este tema se remite al accionismo vienés como una prueba de ello. En esta página se puede observar varios trabajos encaminados a esta tendencia radical del arte contemporáneo: http://www.ubu.com/film/vienna_actionists.html.

Laura, recién llegada al taller y al país, sentó su visión sobre el asunto, planteando una serie de preguntas principalmente para destacar la validez del performance, reflexionando sobre el papel del artista en el momento de la creación de estos actos, donde el ejercicio no es hacer acciones inintelegibles sino que deben partir de preguntas fundamentales y tan simples como ¿Qué quiero decir?, ¿Se desea mostrar o transmitir? ¿Cuál sería la diferencia entre la cotidianidad y el acto escénico? Para finalmente decir que el performance va más allá de lo político, que es una expresión humana que también indaga por el mismo individuo y sus contradiciones. Desde aquí se abre aún más la discusión entre los participantes, llegando a una pequeña conclusión donde se plantea al performance como una acción que espera generar reacción, así que a las inquietudes de Laura se suma una más: ¿Qué quiero generar?

El siguiente encuentro tendrá como tema central el concepto de instalación, su relación con lo tecnológico y el video. Desde allí esperamos construir otro debate tan apasionante como el de esta sesión. Y ojalá siga creciendo nuestro grupo de trabajo.

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