TERCERA SESIÓN: Y QUÉ PASA CON EL PERFORMANCE?
En
este nuevo encuentro, el tema central de la sesión era la relación de los
participantes del laboratorio con el performance o lo actos escénicos
construidos desde la visión de las artes plásticas. Un ejercicio creativo que
involucra principalmente el cuerpo del artista y las relaciones que construye
desde allí con los espectadores. Ante tantas opiniones, definiciones,
prejuicios y demás, que se han creado alrededor de este término giró la
discusión, bastante interesante justamente por la multiplicidad de puntos de
vista. En esta sesión cuatro éramos los participantes: Andrés, Luz Adriana,
Cristhian y Laura, quien se integraba por primera vez al laboratorio.
El primero
en exponer sus inquietudes con respecto al performance, fue Cristhian. En esta
ocasión empezó por lanzar una definición sobre el performance: acción de una
persona o grupo determinado que realiza en un espacio y un tiempo específico,
entablando entonces relaciones con el cuerpo, con el público, con el espacio
que habita y la temporalidad; pero también plantea su retiscencia a este tipo
de exploraciones, construyendo una analogía en donde el performance se saborea
como “una arepa sin sal”. Su dificultad frente a estas acciones tiene que ver
con la justificación de las acciones como un sobre-elaborado proceso conceptual
que en vivo, por momentos, parecen juegos absurdos, sin norte y sin sentido.
Habla del performance con contenido político como el verdadero valor que tienen
estas acciones por su poder de conmoción, de confrontación, de provocación.
Allí si piensa que el performance cobra un verdadero interés y puede ser capaz
de transformar miradas. Para ejemplificar habla de algunas figuras importantes en
este tipo de arte: Marina Avramovic, El colectivo H.I.J.O.S. en Argentina, y
Rosemberg Sandoval en Colombia, pero sobre todo concentra su ejemplificación
del valor del performance en la acción del tunecino Mohamed Bouazizi, quien se
quemó vivo frente a una estación de policía como signo de protesta ante el
decomiso de su mercancía como vendedor ambulante, hecho que inició la
revolución tunecina de 2011.
Luz
Adriana plantea su relación con el performance desde su experiencia con la
danza en un ejercicio de reconocimiento del mismo cuerpo, asignándole un valor
estético y lleno de significados, que se potencian justamente en su relación
con los otros. Habla de lo importante de conseguir un equilibrio entre lo
conceptual y lo estético, entendiendo ella este último termino como la
organización de los distintos elementos en relación a la acción que se va a
realizar. Resalta el valor de la tolerancia en este tipo de acciones ya que es
un trabajo que se construye desde la heterogeneidad y la intención de construir
un lenguaje particular y aunque considera que el performance tiene
posibilidades más allá de lo político, destaca su papel como punto de encuentro
de subjetividades. Habla sobre una experiencia que se desarrolla en Maracaibo,
llamada las Veladas de Santa Lucia, donde los artistas se toman el barrio de
Santa Lucia para hacer intervenciones dentro de las casas y calles de esta
localidad.
Andrés
inicia planteando su dificultad en algunas ocasiones para digerir este tipo de
expresiones, pero valora la posibilidad de plantear un contacto directo o
indirecto con aquellos que observan, en cualquier lugar y en cualquier momento,
sin tener que plantear estos ejercicios en espacios convencionales como teatros
y museos. Dentro de ese relato que construye, habla sobre el happening como una
acción que proponer convertir en actuantes a los espectadores, derrumbarles la
cuarta pared y hacerlos participantes activos. Ese es la performancia que le
llama la atención: la construcción de un evento que finalmente no se prueba
previamente sino que se planea para generar una experiencia. También habla de que el entendimiento no es e
único canal de comunicación con el público, siendo en ocasiones más
interesantes buscar relaciones que transiten lo sensorial, lo visceral, y no
solo lo racional. Para ejemplificar un poco este tema se remite al accionismo
vienés como una prueba de ello. En esta página se puede observar varios
trabajos encaminados a esta tendencia radical del arte contemporáneo: http://www.ubu.com/film/vienna_actionists.html.
Laura,
recién llegada al taller y al país, sentó su visión sobre el asunto, planteando
una serie de preguntas principalmente para destacar la validez del performance,
reflexionando sobre el papel del artista en el momento de la creación de estos
actos, donde el ejercicio no es hacer acciones inintelegibles sino que deben
partir de preguntas fundamentales y tan simples como ¿Qué quiero decir?, ¿Se
desea mostrar o transmitir? ¿Cuál sería la diferencia entre la cotidianidad y
el acto escénico? Para finalmente decir que el performance va más allá de lo
político, que es una expresión humana que también indaga por el mismo individuo
y sus contradiciones. Desde aquí se abre aún más la discusión entre los
participantes, llegando a una pequeña conclusión donde se plantea al
performance como una acción que espera generar reacción, así que a las
inquietudes de Laura se suma una más: ¿Qué quiero generar?
El
siguiente encuentro tendrá como tema central el concepto de instalación, su
relación con lo tecnológico y el video. Desde allí esperamos construir otro
debate tan apasionante como el de esta sesión. Y ojalá siga creciendo nuestro
grupo de trabajo.
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